Durante los cuarenta días que dura la Cuaresma podemos prepararnos interiormente eliminando todo aquello que no es bueno, ni para nosotros, ni para los demás intentando mejorar en distintas dimensiones como la familia, el colegio, los amigos, etc.
Limpiarnos por dentro para quedarnos con lo mejor de nosotros mismos y poderlo poner al servicio de los demás y tener un encuentro más cercano con Jesús.
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